Bill, échame una mano. Me ha sido encomendada la misión de descubrir la Voz de la ciudad. [...] Forzosamente tiene que ser un discurso poderoso y de largo alcance. Para llegar a él tenemos que captar el tremendo estrépito de los acordes del tráfico diurno, las risas y la música de la noche, los tonos solemnes del doctor Parkhurst, el ragtime, los lamentos, el sigiloso murmullo de las ruedas de los taxis, los gritos del agente de publicidad, el campanilleo de las fuentes en las azoteas ajardinadas, el vocerío del vendedor de fresas y los cronistas del Everybody’s Magazine, los susurros de los amantes en los parques... Todos esos sonidos han de entrar en la Voz, no combinados, sino mezclados, y de esa mezcla se ha de extraer una esencia, y de esa esencia un extracto, un extracto audible, del que una sola gota habrá de formar aquello que perseguimos.
La voz de la ciudad
O. Henry
jueves, abril 13, 2006
La voz de la ciudad (O. Henry)
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