miércoles, abril 30, 2008

Felicidad (Katherine Mansfield)

¿Qué puede hacer uno si, aún contando treinta años, al volver la esquina de su calle le domina de repente una sensación de felicidad..., de felicidad plena..., como si de repente se hubiese tragado un trozo brillante del sol crepuscular y éste le abrasara el pecho, lanzando una lluvia de chispas por todo su cuerpo?
¿Es que no puede haber una forma de manifestarlo sin parecer “beodo o trastornado”? La civilización es una estupidez. ¿Para qué se nos ha dado un cuerpo, si hemos de mantenerlo encerrado en un estuche como si fuera algún valioso Stradivarius?

Felicidad
Katherine Mansfield

El tambor de hojalata [Tambor] (Günter Grass)

La mariposa tocaba el tambor. He oído tocar el tambor a conejos, a zorros y marmotas. Tocando el tambor, las ranas pueden concitar una tempestad. Dicen del pájaro carpintero que, tocando el tambor, hace salir a los gusanos de sus escondites. Y finalmente, el hombre toca el bombo, los platillos, atabales y tambores. Habla de revólveres de tambor, de fuego de tambor; con el tambor se saca a la gente de sus casas, al son del tambor se la congrega y al son del tambor se la manda a la tumba. Esto lo hacen, tocando el tambor, niños y muchachos. Pero hay también compositores que escriben conciertos para cuerdas y batería.

El tambor de hojalata
Günter Grass

31 canciones [Selección musical] (Nick Hornby)

Sólo cuando conoces un grupo y te gusta te conviertes en la clase de crítico musical al que debieran dar trabajo todas las revistas y periódicos. He estado escribiendo un poco sobre el pop en The New Yorker el último par de años, un rollo en el que parece imprescindible que cada mañana metan en tu buzón cientos de CD que no quieres. Sospecho que las compañías discográficas acaban averiguando de alguna manera tus gustos y omiten astutamente poner en sus envíos los CD que pudieras querer, de modo que te obligan a comprarlos de todos modos. Mi respuesta habitual a estos CD no deseados es la que sigue: a) miro la carátula. Si tiene una pegatina de Advertencia a los Padres, y el artista se llama algo como Thuggy Breakskull, o PusShit, no lo pongo. Me preocupa si el artista en cuestión es mono, o tiene mucho pelo, o gruñe, o le sangra la nariz, o parece haber trabajado en una serie televisiva para adolescentes, o parece muy viejo, o parece muy joven, o simplemente vagamente sin pistas (este último es un juicio complejo, y probablemente no puedo describirlo coherentemente, tiene algo que ver con las cejas, me parece, aunque algunas veces también hay un tatuaje, o una sonrisa, o una mueca, o algún objeto para la cabeza que ayudan), o graba para un sello que no me gusta. Algunas veces –aunque he de confesar que no a menudo- doy la vuelta al CD para mirar los títulos de las canciones, lo que duran, alguna vez el nombre de un productor con la esperanza de que algo me lleve a la conclusión de que este álbum No es Para Mí, que es para quinceañeros, o estrechos, o juerguistas, o cabezotas, o conservadores, o anarquistas, o simplemente para cualquiera que no tenga cuarenta y cuatro años y viva en el norte de Londres y le gusten Nelly Furtado y Bruce Springsteen. Si todavía no he conseguido formarme un prejuicio en contra, entonces b) miro la nota de prensa. Si utiliza como comparación cualquiera de los aproximadamente 300.000 nombres para cuya música no tengo tiempo que perder (y generalmente lo hacen, porque mis 300.000 nombres están escogidos con mucho cuidado), bueno, entonces tampoco lo escucho. Así que muy, muy pocos álbumes llegan hasta el paso c), que es cuando pongo ya el jodido chisme en el reproductor y lo escucho. “Escuchar”, sin embargo, significa en este contexto esperar el primer cambio de acorde del primer tema, momento en el que puedo soltar un enorme suspiro de alivio y quitar de en medio el asunto como una broma, una zona sin talento, un desastre cacofónico creado por ignorantes. Es un sistema francamente inexpugnable.

31 canciones
Nick Hornby

martes, abril 29, 2008

Fotoencuentros 2006 (Federico Ruiz de Lobera)

La fotografía de Luis invoca la brutalidad de la conciencia de a pie, recién descubierta, la descarnada belleza del aliento privado, ensimismado, ultrapersonal, en donde las emociones están desvestidas de arquitectura, más que crudas, y el sudor de los cuerpos y los objetos amenaza con emborronar la imagen, de tanta presencia. La fotografía de Luis augura el presente un segundo antes de que ocurra, es el temblor justo antes de la decisión o la toma de conciencia, tiene el tacto de un presagio, de un recuerdo en duermevela que se borró y se recupera, tiene el sabor de un secreto, encriptado en la funda del anonimato, como la punta de la lengua adivinando la pipa entre las dos cáscaras. La fotografía de Luis son los ojos de Sidharta reconociendo las vísceras de su amado pueblo. El papel lleva nitrato de sangre, no de plata. Baylón se disuelve en el aire que respiran sus personajes, se convierte en entorno inherente, desde donde negocia con las hadas callejeras el desentierro de lo sublime bajo lo cotidiano. Así, aparecen hombres, mujeres, animales y objetos con el halo sonoro de espécimen único sobre el planeta, aunque ellos no lo sepan, y nosotros, recién, sí. Son retales inconscientes de nuestra memoria improbable, a los que no concedimos importancia, hasta que aparecieron, de verdad, en los sueños desvelando todo el significado que habíamos ignorado.

Fotoencuentros 2006
Federico Ruiz de Lobera

Mrs. Caldwell habla con su hijo [Las casas de huéspedes] (Camilo José Cela)

Rumorosas, heladoras, malditas, humildes, aromáticas, las casas de huéspedes, hijo mío, son como la banderita arrugada y blanca del que se entrega sin condiciones, del que se entrega sospechando esa magnanimidad que no existe, esa magnanimidad que tampoco él hubiera tenido. En las casas de huéspedes, hijo mío, se establecen las más recias y duraderas alianzas entre los estómagos que más dispares pudieran parecer a una primera vista: es la vieja ley que se cumple, inexorablemente, para solaz de los visitantes, de los fieles espectadores de la miseria.
Si tuviera valor, Eliacim, regentaría con mano dura una casa de huéspedes llena de pálidos, de desnutridos, de agonizantes huéspedes a los que procuraría tratar mal. Pero me falta valor, ya no soy nada joven, ya a pocas cosas puedo aspirar.

Mrs. Caldwell habla con su hijo
Camilo José Cela

lunes, abril 28, 2008

Biografía (Gabriel Celaya)

No cojas la cuchara con la mano izquierda.
No pongas los codos en la mesa.
Dobla bien la servilleta.
Eso, para empezar.

Extraiga la raíz cuadrada de tres mil trescientos trece.
¿Dónde está Tanganika? ¿Qué año nació Cervantes?
Le pondré un cero en conducta si habla con su compañero.
Eso, para seguir.

¿Le parece a usted correcto que un ingeniero haga versos?
La cultura es un adorno y el negocio es el negocio.
Si sigues con esa chica te cerraremos las puertas.
Eso, para vivir.

No seas tan loco. Sé educado. Sé correcto.
No bebas. No fumes. No tosas. No respires.
¡Ay, sí, no respirar! Dar el no a todos los nos.
Y descansar: morir.

Biografía
Gabriel Celaya

martes, abril 22, 2008

Marina (Carlos Ruiz Zafón)

Eché a correr buscando desesperadamente el camino de vuelta. Un aullido animal inundó los túneles. Me volví. Una docena de figuras reptaba desde todos los ángulos.
Corrí como no lo había hecho en la vida, escuchando la jauría invisible aullar a mi espalda, tropezando. La imagen del cuerpo de Florián incrustado en la pared seguía clavada en mi mente.
Estaba cerca de la salida cuando una silueta saltó al frente, apenas unos metros más allá, impidiéndome alcanzar las escaleras de subida. Me detuve en seco. La luz que se filtraba me mostró el rostro de un arlequín. Dos rombos negros cubrían su mirada de cristal y unos labios de madera pulida mostraban colmillos de acero. Di un paso atrás. Dos manos se posaron sobre mis hombros. Unas uñas me rasgaron la ropa. Algo me rodeó el cuello.

Marina
Carlos Ruiz Zafón

Espacio y paisaje en la música electrónica de baile (Oriol Rossell)

La música electrónica de baile, y cuanto la rodea y la constituye en fenómeno, tiende a una "producción colectiva" y "anónima", dada su naturaleza fugaz y eminentemente funcional. En su planteamiento, ésta es una música hecha para incitar al baile, sin un ánimo de trascendencia otro; una expresión artística inédita en Occidente en el siglo XX en su misma concepción, desarrollada por disckjockeys y productores anónimos cuyos hallazgos -o al menos así sigue siendo en el estrato underground gracias a la proliferación de los white labels, discos piratas de tirada limitada y total ausencia de créditos- son celosamente mantenidos al margen de la mercadotecnia gracias a la no-información.

Espacio y paisaje en la música electrónica de baile
Oriol Rossell

El nombre de la rosa [éxtasis sexual] (Umberto Eco)

¡Oh, Señor!, cuando el alma cae en éxtasis, la única virtud reside en amar lo que se ve (¿verdad?), la máxima felicidad reside en tener lo que se tiene, porque allí la vida bienaventurada se bebe en su misma fuente (¿acaso no está dicho?), porque allí se saborea la vida verdadera que después de ésta mortal, nos tocar vivir junto a los ángeles en la eternidad... Esos eran mis pensamientos, y me parecía que por fin se estaban cumpliendo las profecías, mientras la muchacha me colmaba de goces indescriptibles, y era como si todo mi cuerpo fuese un ojo por delante y por detrás, y pudiese ver al mismo tiempo todo lo que había alrededor. Y comprendí. Que de allí, del amor, surgen al mismo tiempo la unidad y la suavidad y el bien y el beso y el abrazo, como ya había oído decir creyendo que me hablaban de algo distinto. Y sólo en un momento, mientras mi goce estaba por tocar el cenit, pensé que quizás estaba siendo poseído, y de noche, por el demonio meridiano, obligado por fin a revelar su verdadera naturaleza demoníaca al alma en éxtasis que le pregunta “¿quién eres?” él, que sabe arrebatar el alma y engañar al cuerpo. Pero en seguida me convencí de que las diabólicas eran mis vacilaciones, porque nada podía ser más justo, más bueno, más santo que lo que entonces estaba sintiendo, con una suavidad que crecía por momentos.

El nombre de la rosa
Umberto Eco

Una vida sin principios [Trabajo] (Henry David Thoreau)

Examinemos el modo como empleamos nuestras vidas. Este mundo es un lugar de negocios. ¡Qué ruido infinito! Casi todas las noches me despierta el jadeo de la locomotora, que interrumpe mis sueños. No hay descanso. Sería maravilloso ver a la humanidad de descanso una vez por lo menos. No hay más que trabajo, trabajo y trabajo. No puedo comprar fácilmente un cuaderno para escribir en él mis ideas; por lo general están hechos para anotar dólares y centavos. Un irlandés, al verme escribir una nota en el campo, tuvo por seguro que estaba calculando mis ganancias. Si un individuo fue arrojado desde una ventana siendo niño y quedó lisiado para toda la vida, o se volvió loco por miedo a los indios, se lamenta principalmente porque quedó incapacitado para trabajar. Creo que no hay nada, ni aun el crimen, más opuesto a la poesía, a la filosofía, sí, a la vida misma, que ese incesante trabajar...
[...]
Si un individuo emplea la mitad de cada día en pasear por los bosques, porque le gustan, corre el peligro de que se le tome por un holgazán; pero si emplea todo el día como especulador, talando aquellos bosques y dejando calva la tierra antes de tiempo, se le considera un ciudadano industrioso y emprendedor. ¡Como si a una población no le interesaran sus bosques más que para talarlos!...
[...]
El objetivo del trabajador debiera ser, no ganarse la vida, no tener 'una buena tarea', sino hacer bien determinado trabajo; y, aun en sentido pecuniario, le resultaría económico a una población pagar a sus trabajadores tan bien, que no tuvieran la sensación de estar trabajando por fines bajos, como el de ganarse la vida meramente, sino por fines científicos o hasta por fines morales. No alquiléis un hombre que hace su trabajo por dinero, sino uno que lo hace porque le gusta... El modo como la mayor parte de los hombres se ganan el sustento, o sea la vida, es un simple expediente y una huida del verdadero trabajo de la vida, principalmente porque no saben, pero en parte porque no quieren, otro mejor...

Una vida sin principios
Henry David Thoreau

lunes, abril 21, 2008

Breath (Pink Floyd)

Respira, inspira el aire.
No tengas miedo de preocuparte.
Vete, pero no me dejes.
Busca a tu alrededor y escoge tu propia base
porque tu vida es larga y alto tu vuelo;
y dedicarás sonrisas y llorarás lágrimas;
y todo lo que tocas y todo lo que ves
es todo lo que tu vida será siempre.
Corre conejo, corre!
Excava tu agujero, olvida el sol.
Y cuando al fin el trabajo esté hecho
no te sientes, es hora de excavar otro.
Por que tu vida es larga y alto tu vuelo;
pero sólo si remontas la marea
y te mantienes sobre la ola más grande.

Breath
Pink Floyd

Instinto de Inez [animales salvajes] (Carlos Fuentes)

¡Canten como animales salvajes que se ven reflejados por primera vez en un espejo y no saben que ustedes son ustedes!, ¡aúllen como el espectro que se ignora, como el reflejo enemigo, griten como si descubrieran que la imagen de cada uno en el espejo de mi música es la del enemigo más feroz, no el anticristo, sino el antiyó, el antipadre y el antimadre, el antihijo y el antiamante, el ser de uñas embarradas de mierda y pus que quiere meternos las manos en el culo y en la boca, en las orejas y en los ojos y abrirnos el canal occipital hasta infectarnos el cerebro y devorarnos los sueños; griten como los animales perdidos en la selva que deben aullar para que las demás bestias los reconozcan a través de la distancia, griten como los pájaros para espantar al adversario que quiere arrebatarnos el nido...!

Instinto de Inez
Carlos Fuentes

miércoles, abril 16, 2008

El sol y la rabia, Biografía de Reincidentes (Kike Turrón y Kike Babas)

En 1989 Fernando Madina y Manuel Pizarro, [de Reincidentes,] son requeridos de nuevo por la maquina estatal para prestar el servicio social sustitutorio; sus prórrogas como estudiantes se agotaron y la teoría insumisa que han mascullado años antes hay que aplicarla. A Manuel lo destinan como objetor a las oficinas de la UGT, allí advierte a los presentes que no hará nada, aduciendo que no piensa quitar el puesto de trabajo a nadie. Tras esto le destinan al mismo puesto que a Fernando, al Instituto Andaluz de Servicios Sociales, para dedicarse al cuidado de inválidos ancianos. Los dos mantienen su insumisión a la prestación. Un juicio posterior condena a Manuel a cuatro meses de prisión, aunque no llegará a pisar la cárcel por carecer de antecedentes penales. Fernando, en el juicio posterior, es condenado a la inhabilitación social durante nueve años o a dos años de cárcel, según elija. Durante los juicios, se forman concentraciones de apoyo formadas por amigos, familiares y simpatizantes antimilitaristas.
Estas anécdotas son parte de la ideología del grupo. Se va concretando el carácter interno, gobernado por un socialismo asambleario donde toda decisión que atañe al conjunto debe pasar por la asamblea, que forman todos los que estén en el grupo en ese momento. “Todo esto viene del bagaje ideológico de cada uno –manifiesta Fernando- que coincide bastante. Entre nosotros siempre hemos hablado mucho sobre lo que significa el trabajo colectivo, cierta concienciación, que es igual de importante que la creatividad”.

El sol y la rabia, Biografía de Reincidentes
Kike Turrón y Kike Babas

Los pájaros de Bangkok [Memoria y deseo] (Manuel Vázquez Montalbán)

Carvalho quiso lanzar una última mirada al cuerpecillo de la vieja, la madre de Archit, su propia madre, él mismo, el final, el sucio final de la esperanza torturada por la decrepitud. A él le gustaría morir en un sillón relax, con una botella de vino blanco en un cubo lleno de hielo al lado y un canapé de caviar o morteruelo en una mano, entre los árboles, qué árboles no importaba, y en la sospecha de que su conciencia se desligaría del cuerpo y empezaría a subir hacia las ramas para contemplar a vista de pájaro la torpeza insuficiente de su propia muerte. Pero la posibilidad de morir a trozos, despedazado por la enfermedad, autoengañado por el deseo de sobrevivir, le ponía al borde de una locura homicida, homicida de la memoria y del deseo, alcahuetas en la ocultación del rostro verdadero de la muerte.

Los pájaros de Bangkok
Manuel Vázquez Montalbán

martes, abril 15, 2008

El tambor de hojalata [Pasión liliputiense] (Günter Grass)

Rosvita estaba tendida junto a mí y tenía miedo. [...] Su miedo y mi valor juntaron nuestras manos: Yo, buscando a tientas su miedo; ella, buscando a tientas mi valor. Finalmente yo me asusté un poco, pero ella, en cambio, cobró algo de valor. Y cuando le hube alejado una primera vez el miedo, ya mi valor viril volvía a levantarse. En tanto que mi valor contaba dieciocho años esplendorosos, ella volvió a sucumbir no sé en qué año de su vida ni por cualésima vez, a aquel miedo sapiente que me inspiraba valor. Porque, lo mismo que su cara, tampoco su cuerpo, no por exiguo menos completo, mostraba las huellas del tiempo. Valiente intemporal y miedosa intemporal, ofrecíaseme allí Rosvita. Y nadie sabrá jamás si aquella liliputiense, que en la bodega soterrada de la cervecería perdió en el curso de un severo ataque aéreo sobre la capital del Reich su miedo bajo mi valor hasta que los de la defensa antiaérea vinieron a desenterrarnos, contaba diecinueve o noventa y nueve años; y al propio Óscar le resulta tanto más fácil ser discreto, cuanto que él mismo no sabe si aquel primer abrazo realmente adecuado a sus proporciones físicas le fue concedido por una anciana llena de valor o por una doncella arrastrada por el miedo a la pasión.

El tambor de hojalata
Günter Grass

lunes, abril 14, 2008

Ritmos étnicos, cantautores y Discopoleros (José Miguel López)

Cuando Radio3 comenzó a emitir, los ritmos étnicos no existían. Más de veinte años después no pueden vivir el uno sin el otro. Los festivales proliferan por toda España con gran calidad de programación y general beneplácito y los sonidos étnicos se han establecido como una clara y alegre alternativa al dominante pop anglosajón. El origen del estilo es reciente si bien es cierto que George Harrison convenció en 1965 al resto de los Beatles para que le dejaran incluir el sitar en piezas como Tomorrow never knows, o Within you without you, y que más tarde, un loco alemán, Holger Czukay, abandonó su grupo matriz, Can, para poder mezclar a su capricho las emisiones que captaba en su receptor de onda corta con sus propias ideas musicales, consiguiendo resultados tan brillantes como Persian love song.
Los ritmos étnicos no tomaron carta de naturaleza hasta que, en 1984, otros alemanes, Dissidenten, se mezclaron en igualdad de condiciones con unos marroquíes, Lem Chaheb, para realizar la “biblia” del género: Sahara elektrik. A partir de entonces todo fue diferente.

Ritmos étnicos, cantautores y Discopoleros
José Miguel López
Extraído de Radio 3, 20 años

La Guerra de las Salamandras (Karel Capek)

Tres días después del terremoto de Luisiana se tuvo la noticia de otra catástrofe geológica, esta vez en China. Tras un gigantesco y atronador terremoto se abrió una brecha en las costas marítimas de la provincia de Kiangsu, al norte de Nanking, aproximadamente entre la desembocadura del Yang-tse y el viejo cauce del Hwan-ho. Esta brecha fue inundada por el mar y se unió con los grandes lagos de Pan-yun y Huns-tsu, entre las ciudades de Hwaingan y Fugyang.
Parece ser que, a consecuencia del terremoto, el Yang-tse se salió de su cauce y corría en dirección al lago Tai y hacia Hang-chou. De momento no era posible calcular las víctimas. Cientos de miles de personas huían hacia las provincias del norte y del sur. Los barcos de guerra japoneses recibieron orden de navegar hacia las costas afectadas por el terremoto.
Aunque los terremotos de Kiangsu superaron en mucho, por su extensión, a la catástrofe de Luisiana, se les dedicó mucha menos atención, porque la gente ya está acostumbrada a los desastres en China y allí, al parecer, no le daban importancia a unos millones de vidas más o menos. Además de esto, se comprobó científicamente que se trataba tan sólo de un terremoto tectónico, en conexión con las profundas fosas marinas cercanas a las islas Riukiu y a las Filipinas. Sin embargo, tres días después marcaron los sismógrafos europeos nuevas sacudidas de tierra, cuyo centro parecía estar en algún lugar del archipiélago de Cabo Verde.

La Guerra de las Salamandras
Karel Capek

miércoles, abril 09, 2008

La infancia recuperada (Fernando Savater)

De cuentos propiamente infantiles —es decir, de los que son dirigidos a un público hasta ocho o nueve años— nada se comenta en estas páginas y no, desde luego, porque sean tema indigno de mención. De lo que aquí se habla es de relatos, [...] y éstos pueden —y deben— ser leídos en cualquier época de la vida, aunque por sus características intrínsecas suelan ser más disfrutados en la adolescencia y primera juventud. El espíritu que anima este tipo de narración nos es imprescindible por razones no estrictamente literarias o, si se prefiere, no sólo estéticas sino ante todo éticas. [...] Cuando Bataille habló de la literatura como la infancia al fin recuperada (y en un libro que trataba, no lo olvidemos, de autores malditos) no se refería ciertamente a historietas suavemente pueriles, sino a la obra de ficción como experimento en el que corremos de nuevo un riesgo fundacional.

La infancia recuperada
Fernando Savater

Discurso en la entrega del Premio Cervantes (Camilo José Cela)

Amo la palabra ya que en ella habita la idea y reside el primer huevecillo de la literatura, ese raro y punto menos que misterioso planeta cuya consideración hoy nos convoca aquí, en esta mañana de primavera. Goethe temía a las palabras, en plural -en el Fausto dice que cuando faltan ideas siempre hay palabras para substituirlas-, pero yo hablo ahora de otra cosa, yo discurro ahora sobre la palabra en singular esencia.
[...]
No puedo arrepentirme de haber visto pasar la vida entera con la pluma en la mano, yo ya no puedo dar marcha atrás por haberme pasado la vida escribiendo, tampoco quiero ni debo hacerlo y proclamo mi lealtad a mi oficio. Me reconforta pensar que la palabra tiene su mejor premio en sí misma, y doy gracias a Dios, también a los hombres, por no haberme querido mudo ni muerto.

Discurso en la entrega del Premio Cervantes
Camilo José Cela

El genio del idioma (Alex Grijelmo)

El genio de la lengua: un personaje con el que nos identificamos tanto (a menudo sin saberlo) porque en él cabemos todos, porque algo de su espíritu tenemos cada uno, puesto que entre nosotros lo hemos formado. La lengua es la mayor de las democracias, no sólo porque todas las decisiones las acaba tomando o ratificando el pueblo sino porque agrupa también a los que nos precedieron y a los que vendrán. Como escribió Eugenio Coseriu, «el lenguaje no es la actividad de un sujeto absoluto, sino de un sujeto histórico». «El español abarca por eso no sólo lo ya dicho, sino también lo que se puede decir en español». Wilhelm von Humboldt define la lengua como «un trabajo del espíritu», y añade: «el lenguaje no es un producto, es una energía»;. Emilio Lorenzo entendió que la lengua de la que disfrutamos reúne unos «instrumentos eficaces depurados tras siglos de historia del idioma».
[...]
El genio nunca habla por sí mismo, se refleja en nosotros -en el pueblo y en sus letrados- y, sobre todo, se muestra en las constantes de sus actos, que son los nuestros también. Se mueve y se detiene, a veces se equivoca, reflexiona sobre sus decisiones y analiza los hechos que se le presentan delante. Está dotado de una fuerza descomunal que a veces han canalizado las Academias y que a veces se desborda.

El genio del idioma
Alex Grijelmo

miércoles, abril 02, 2008

Estrella Distante [escrito en el cielo] (Roberto Bolaño)

Carlos Wieder seguía en el cielo luchando contra los elementos. Sólo un puñado de amigos y dos periodistas que en sus ratos libres escribían poemas surrealistas (o superrealistas, como solían decir utilizando un españolismo más bien gilipollas) siguieron desde la pista espejeante de lluvia, en una estampa que parecía sacada de una película de la Segunda Guerra Mundial, las evoluciones del avioncito debajo de la tormenta. Por lo que respecta a Wieder, acaso no se diera cuenta de que su público se había tornado tan exiguo.
Escribió, o pensó que escribía: La muerte es mi corazón. Y después: Toma mi corazón. Y después su nombre: Carlos Wieder, sin temerle a la lluvia ni a los relámpagos. Sin temerle, sobre todo, a la incoherencia.
Y después ya no tenía humo para escribir (desde hacía un rato el humo que escapaba del fuselaje daba la impresión, más que de escritura, de incendio, un incendio que se fundía con la lluvia) pero escribió: La muerte es resurrección y los fieles que permanecían abajo no entendieron nada pero entendieron que Wieder estaba escribiendo algo, comprendieron o creyeron comprender la voluntad del piloto y supieron que aunque no entendieran nada estaban asistiendo a un acto único, a un evento importante para el arte del futuro.

Estrella Distante
Roberto Bolaño

El Laberinto Sentimental (José Antonio Marina)

«A la gente le gusta sentir. Sea lo que sea», escribió Virginia Woolf en su diario. Hay que darle la razón y escandalizarse después por habérsela dado. ¿Cómo vamos a desear sentir en abstracto, acríticamente, al por mayor, cuando sabemos que algunos sentimientos son terribles, crueles, perversos o insoportables? La contradicción existe y sospecho que irremediablemente. Nos morimos de amor, nos morimos de pena, nos morimos de ganas, nos morimos de miedo, nos morimos de aburrimiento, y, a pesar de la eficacia letal de los afectos, la anestesia afectiva nos da pavor.
[...]
Espero que a estas alturas el lector haya comprendido por qué este libro trata del laberinto sentimental. Le invito a explorarlo, advirtiéndole que es una expedición de espeleología íntima. Creo haber encontrado una salida. Tal vez sea una gatera solamente, pero a una ciencia que empieza no se le pueden pedir portaladas. Me interesa que el lector actúe como juez, observe con lupa las pruebas que le ofrezco, evalúe los testimonios, intente reconocer en su propia afectividad las cosas que he descrito y pronuncie un veredicto justo. Si no es verdad que he encontrado una salida, me conviene saberlo cuanto antes, porque no hallo aliciente alguno en estar de por vida perdido en el laberinto.
[...]
Lo que veo al final de estas investigaciones es una larga tarea teórica y práctica, para al fin desaprender los miedos, aprender a amarse y también a no tomarse demasiado en serio, para reivindicar como propiedad y creación del hombre toda la belleza y la nobleza que hemos prestado a las cosas, y arrepentirnos, ciertamente, de la miseria y el horror que son también herencia nuestra. Al comprender nuestra vida sentimental se hace necesario emprender una reforma del entendimiento humano, que a su vez nos obligará a un cambio en los sistemas educativos. Bien a las claras se ve que éstas son palabras mayores. Lo que pretendo es hablar con palabras menores de esas palabras inmensas. Para ser más sincero: me gustaría hablar con palabras inmensas de esas palabras inmensas.

El Laberinto Sentimental
José Antonio Marina

martes, abril 01, 2008

Retratos [Una adorable criatura] (Truman Capote)

Marilyn tiene algo. Es una adorable criatura. No lo digo en el sentido evidente, en el aspecto quizá demasiado evidente. No creo que sea actriz en absoluto, al menos en la acepción tradicional. Lo que ella posee, esa presencia, esa luminosidad, esa inteligencia deslumbrante, se perdería en un escenario. Es tan frágil y delicada que sólo puede captarlo una cámara. Es como el vuelo de un colibrí: sólo una cámara puede expresar su poesía. Pero el que crea que esta chica es simplemente otra Harlow o una ramera, o algo por el estilo, está loco. Hablando de locos, es eso es en lo que estamos trabajando las dos: Ofelia. Creo que la gente se reirá ante esa idea, pero lo digo en serio: puede ser una Ofelia exquisita. La semana pasada estaba hablando con Greta y le comenté la Ofelia de Marilyn, y Greta dijo que sí, que podía creerlo porque había visto dos de sus películas, algo muy malo y vulgar, pero, sin embargo, había vislumbrado las posibilidades de Marilyn. [...] Claro que Greta es una artista consumada, una actriz que domina perfectamente el oficio. Esa adorable criatura no tiene concepto alguno de la disciplina o del sacrificio. En cierto modo, no creo que vaya a madurar. Es absurdo que lo diga, pero me da la impresión de que morirá joven. Realmente espero que viva lo suficiente para liberar ese extraño y adorable talento que bulle en su interior como un espíritu enjaulado.

Una adorable criatura, de Retratos
Truman Capote