El miedo prolifera más que nada, no nos hacemos una idea de lo poco que seríamos sin el miedo. La tendencia a entregarse una y otra vez al miedo es constitutiva del ser humano. Ningún miedo se pierde, pero sus escondrijos son misteriosos. Es quizá lo que menos se transforma de todo. Cuando pienso en aquellos primeros años reconozco antes que nada sus miedos, en los que fueron inagotablemente ricos. Muchos los descubro ahora, al cabo del tiempo; otros, que nunca descubriré, han de ser el misterio que me insufle deseos de una vida infinita.
Historia de una vida
Elías Canetti
Historia de una vida
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