Tras la cotidianidad del no ser, ¡qué milagro el del ser! Es lo inaudito, lo que no puede ocurrir, un estado de excepción. Nada hace presa en él, salvo nuestro deseo de alcanzarle, de forzar la entrada, de tomarle por asalto.
Existir es una costumbre que no desespero de adquirir. Imitaré a los otros, a los astutos que lo han logrado, a los tránsfugas de la lucidez, saquearé sus secretos y hasta sus esperanzas, feliz de poder aferrarme con ellos a las indignidades que conducen a la vida. El no me fatiga, él sí me tienta. Habiendo agotado mis reservas de negación, y quizá la negación misma, ¿por que no debería yo salir a la calle a gritar hasta desgañitarme que me encuentro en el umbral de una verdad, de la única válida? Pero cuál pueda ser, eso lo ignoro todavía; no conozco más que la alegría que la precede, la alegría y la locura y el miedo.
Es esta ignorancia -y no el temor al ridículo- lo que me quita el valor del alertar al mundo de observar su espanto ante el espectáculo de mi dicha, de mi sí definitivo, de mi sí sin salida...
La tentación de existir
Emile Cioran
Existir es una costumbre que no desespero de adquirir. Imitaré a los otros, a los astutos que lo han logrado, a los tránsfugas de la lucidez, saquearé sus secretos y hasta sus esperanzas, feliz de poder aferrarme con ellos a las indignidades que conducen a la vida. El no me fatiga, él sí me tienta. Habiendo agotado mis reservas de negación, y quizá la negación misma, ¿por que no debería yo salir a la calle a gritar hasta desgañitarme que me encuentro en el umbral de una verdad, de la única válida? Pero cuál pueda ser, eso lo ignoro todavía; no conozco más que la alegría que la precede, la alegría y la locura y el miedo.
Es esta ignorancia -y no el temor al ridículo- lo que me quita el valor del alertar al mundo de observar su espanto ante el espectáculo de mi dicha, de mi sí definitivo, de mi sí sin salida...
La tentación de existir
Emile Cioran
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