Veo negro y siento frío. Me parece que una ola tenebrosa de la noche estelar penetra en mi alma; que la temperatura glacial de los espacios interplanetarios me empapa como el errabundo aerolito; que las células de mi cuerpo pugnan por dispersarse como enjambre de abejas enloquecidas... ¡Lástima que la muerte suspenda la conciencia sin transferirla del cerebro a la célula y de ésta a la molécula! Momento felicísimo debe ser para los átomos de carbono y de nitrógeno encarcelados en los albuminoides del protoplasma el de la liberación definitiva y su libre expansión en los amplios dominios de la atmósfera. ¡Qué placer más grande sería sentirse disolver en la nada; ocultarse de la luz, aleteando sin rumor, como el murciélago que se refugia en la caverna; caer en el abismo, a semejanza del barco zozobrado en las tinieblas, sin producir espumas ni remolinos visibles, sin dejar, en fin, en ningún corazón, el amargor de un sentimiento!
El pesimista corregido
Santiago Ramón y Cajal
El pesimista corregido
Santiago Ramón y Cajal
4 comentarios:
sin producir espumas ni remolinos visibles, sin dejar, en fin, en ningún corazón, el amargor de un sentimiento!
¡Lástima que la muerte suspenda la conciencia sin transferirla del cerebro a la célula y de ésta a la molécula!
aleteando sin rumor,
que buenas imágenes, me gustó, tiene fuerza. ( a pesra de que se complica con carbono, nitrógeno, prtotoplasma, que lo desvían por un momento)
creo que sin el amargor de un sentimiento sería difícil el placer, pero entiendo... a veces es necesaria esa ilusión!
a bueno, acabo de darme cuenta de que no lo habías escrito tú, jeje.
bueno.. el comentario vale igual.
Lo cierto es que, a pesar de que la prosa del Premio Nóbel Santiago Ramón y Cajal me parece decimonónica en exceso, este fragmento resulta gustoso y desazonador; además parece retratar al científico, le va como un guante de látex...
Gracias por pensar que era mío, vb... es un verdadero halago.
Por el contrario, a mí me gusta por decimonónico. Buena elección. También me gustó muy especialmente la de Canetti.
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