miércoles, febrero 27, 2008

El engranaje de las mariposas (Kike Babas)

El pulso del día lo fío en el Bar. Y si no me entero de nada, perfecto, que para eso también está. En el mismo barrio y con la misma gente. Ahí se me han ido fumando los años más intensos de mi vida, los que he tenido. El Bar me presentó a tu madre, así que eres de raíz aquel primer brindis, un beso en cada mejilla. Su suelo se tragó los esputos de mi primera tuberculosis; sus paredes rieron escandalizadas al saberse las conexiones de mis condilomas, que pasaron a ser nuestros. En silencio cómplice asistió a la sangrante pérdida de encías. Ora fue cálido rincón oscuro, ora cruel circo mediático, con alguno de los romances de mi vida, que también se bebieron allí. Y testigo poco mudo de mis otras paternidades. Aquí celebré todos los cumpleaños de otros y alguno mío, y varias nocheviejas de tripi y fiestas de disfraces en invierno. En su baño todos hemos sido camellos. En algún momento llegamos a pensar que el Bar era el centro del mundo y nosotros invencibles; hasta que fuimos viendo que no. En el Bar se nos murió Uli, volando en parapente. Y Fernando. E Isra. Y Satanillas. Y Dazo. Y el gran Juanito.

El engranaje de las mariposas
Enrique Suárez Caicedo, Kike Babas

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