martes, febrero 26, 2008

Rumbo a Tartaria (Robert D. Kaplan) [Serbia y Kosovo]

En la cafetería de la Universidad Norteamericana de Bulgaria, con vistas a la plaza de la ciudad y las montañas que se alzan detrás, me senté a comer con un grupo de estudiantes de dieciocho y diecinueve años procedentes de Serbia, Albania y la región albanesa de Kosovo. Todos ellos hablaban un inglés impecable y habían obtenido una alta calificación en los exámenes de acceso a la universidad. Formaban parte de una nueva elite global, se expresaban con comodidad en varias lenguas y se encontraban a sus anchas en muy diversos ambientes culturales. Sin embargo, como habían crecido en países castigados por la pobreza que conllevaron el comunismo y las divisiones étnicas, mostraban un realismo que a menudo no tenían ni los más maduros estudiantes norteamericanos de su misma edad.
Durante mi estancia allí, ya había empezado la lucha, en pequeña escala, entre las fuerzas de seguridad serbias y el Ejército de Liberación de Kosovo integrado por combatientes de etnia albanesa. Un estudiante de Serbia manifestó que Milosevic era consciente de que no podía mantenerse p9or tiempo indefinido en Kosovo, pero sólo estaba dispuesto a conceder la autonomía a los albaneses después de una sangrienta internacionalización de la crisis y cuando se llegara a una punto en el que pudiera culpar a Occidente de su pérdida.
- Si Estados Unidos no interviene pronto, morirán muchos más albaneses antes de que Milosevic vea llegado ese punto – dijo el estudiante de Serbia.
Y, en esencia, eso fue lo que ocurrió un año después.
Un joven albanés de Kosovo añadió:
- Es posible que la nueva elite criminal de Serbia necesite que Occidente imponga más sanciones, pues cuantas más sanciones más dinero ganará.
La discusión continuó a ese mismo nivel. Aunque los estudiantes no estaban completamente de acuerdo, el serbio y el albanés se marcharon de la mesa agarrados del brazo. El espíritu de la democracia estadounidense y la libre búsqueda intelectual habían operado sutilmente su magia en estos chavales.
En Europa oriental los intereses estadounidenses y rusos seguían en conflicto.

Rumbo a Tartaria
Robert D. Kaplan

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