Llegamos al Tabou, una sala de jazz minúscula, imprescindible en el París que se recomponía después de la Segunda Guerra Mundial. Animaban la sala los acordes, las melodías de Alain y Boris Vian con su orquesta.
Boris el rebelde, que cruzó la vida como un meteoro, tocaba la trompeta de bolsillo a la que llamaba “trompineta”. Por allí pasaba Juliette Gréco, encarnación del existencialismo, así como la juventud inquieta del momento.
Vian llevaba una vida de pordiosero. “¡Ah! Si tuviera franco y medio”, cantaba para resumir su situación. Y encima tuvo que dejar de soplar por fallo en los pulmones. Abandona el Tabou y promueve el club Saint-Germain-des-Pres con Duke Ellington, Charlie Parker, Miles Davis y otros americanos.
Metomentodo genial, Vian mereció numerosos ataques, y no sólo por parte de los defensores del orden establecido, sino también de la izquierda razonable: molestaba a la República de los partidos, de las letras y de las artes.
París rebelde
Ignacio Ramonet y Ramón Chao
Boris el rebelde, que cruzó la vida como un meteoro, tocaba la trompeta de bolsillo a la que llamaba “trompineta”. Por allí pasaba Juliette Gréco, encarnación del existencialismo, así como la juventud inquieta del momento.
Vian llevaba una vida de pordiosero. “¡Ah! Si tuviera franco y medio”, cantaba para resumir su situación. Y encima tuvo que dejar de soplar por fallo en los pulmones. Abandona el Tabou y promueve el club Saint-Germain-des-Pres con Duke Ellington, Charlie Parker, Miles Davis y otros americanos.
Metomentodo genial, Vian mereció numerosos ataques, y no sólo por parte de los defensores del orden establecido, sino también de la izquierda razonable: molestaba a la República de los partidos, de las letras y de las artes.
París rebelde
Ignacio Ramonet y Ramón Chao
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