martes, diciembre 26, 2006

Industrias y andanzas de Alfanhuí (Rafael Sánchez Ferlosio) 2ª, V- VI

La criada era una mujer de unos cuarenta años, larga y flaca, y que llevaba siempre chichos en el pelo, menos los domingos cuando salía. Tenía muy poco pelo, y siempre de levantaba a media noche, con el camisón y una palmatoria, para mirarse al espejo. Y como se veía siempre tan fea extendía los brazos y lo arañaba. Luego se volvía a la cama y dormía beatíficamente con una sonrisa en los labios. Se llamaba Silvestra, y la llamaban “Silve”, porque en Madrid no se decía ninguna palabra de más de dos sílabas.
[...]
Silve tenía siempre buen humor, pero a veces era respondona. A doña Tere, en vez de enfadarla, le hacía gracia y la aplacaba riéndose y con buenas palabras. Alfanhuí se enteró de que la cabra y el huerto eran instituciones de la Silve. La cabra la había traído de su pueblo y de vez en cuando se lo echaba en cara a la patrona, como si aquello librara a la pensión de la ruina. Y así lo creía ella y doña Tere se lo dejaba creer.

Industrias y andanzas de Alfanhuí, Segunda Parte, V - VI
Rafael Sánchez Ferlosio