Por aquella época volvió Velázquez de Italia, luego de dos años de ausencia, y comunicó que lo seguía un nutrido lote de pinturas y esculturas, las cuales adornarían las salas del Buen Retiro. Venían cuadros de Ticiano, del Veronés, de Tintoretto, de Ribera, además de doce leones de bronce dorado y de numerosas copias de estatuas clásicas, del mismo metal. Dicen que Felipe IV que era, como su abuelo Felipe II, hombre de gusto muy afinado, y que encargara la elección de las obras a quien pronto sería su Aposentador Mayor, desfrunció el ceño y pareció animarse, pues no bien llegaron dio exactas órdenes al artista acerca de su colocación en el real sitio.
El escarabajo
Manuel Mújica Láinez
El escarabajo
Manuel Mújica Láinez
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