Estaba hojeando una revista mientras esperaba a que Joseph K., mi basset, terminara su acostumbrada consulta de cincuenta minutos todos los martes con un psicoterapista de Park Avenue (un veterinario junguiano que, por cincuenta dólares la sesión, se empeña en convencerle de que los mofletes no son una desventaja social), cuando, por casualidad, di con una frase al pie de la página que atrajo mi atención tanto como la notificación de un cheque sin fondos. Sin embargo, no se trataba más que de uno de esos artículos de las rúbricas pseudoculturales, tipo «Conozca usted la vida de...» o «¡A que no lo sabe!», pero su evidencia me sacudió con la fuerza de las primeras notas de la Novena de Beethoven. «El sandwich», decía, «fue inventado por el conde de Sandwich». Estupefacto por la noticia, la volví a leer y me estremecí con un temblor involuntario.
Para acabar con las biografías, extraído de Cómo acabar de una vez por todas con la cultura
Woody Allen
Para acabar con las biografías, extraído de Cómo acabar de una vez por todas con la cultura
Woody Allen
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