- Me tienes hasta los huevos. Te voy a matar, hijo de puta.
- ¡A que no! ¡A que no te atreves! —dije tranquilamente—. ¡A que no disparas!
Di una calada profunda al cigarro. Me sentía extrañamente sereno; qué diferente del hombre que en esta misma habitación temblaba ante la Negra Pola. Continué:
- Eres un desecho, una auténtica porquería. Estoy seguro que lo único de valor que hay en tu vida lo tengo yo. Por eso no vas a disparar. ¡Mamarracho!
- ¡Dispara! ¡Dispárale en la boca! ¡Que se calle de una puta vez! ¡Matalé! —chilló fuera de sí Jeniffer haciendo retumbar las paredes.
- Sí. Aprieta el gatillo. Pero antes, dime qué oculta el saxo. Quiero saber por lo que vas a matar y por lo que voy a morir —ahora no temblaba.
Del agua nacieron los sedientos
V. Pisabarro
- ¡A que no! ¡A que no te atreves! —dije tranquilamente—. ¡A que no disparas!
Di una calada profunda al cigarro. Me sentía extrañamente sereno; qué diferente del hombre que en esta misma habitación temblaba ante la Negra Pola. Continué:
- Eres un desecho, una auténtica porquería. Estoy seguro que lo único de valor que hay en tu vida lo tengo yo. Por eso no vas a disparar. ¡Mamarracho!
- ¡Dispara! ¡Dispárale en la boca! ¡Que se calle de una puta vez! ¡Matalé! —chilló fuera de sí Jeniffer haciendo retumbar las paredes.
- Sí. Aprieta el gatillo. Pero antes, dime qué oculta el saxo. Quiero saber por lo que vas a matar y por lo que voy a morir —ahora no temblaba.
Del agua nacieron los sedientos
V. Pisabarro
1 comentario:
Esta obra es un novelón
Publicar un comentario