El viajero llevaba escasos días en Pekín, pero ya había tenido ocasión de curiosear en esos lujosos hoteles, y se había paseado por los modernos shopping-centers, y había contemplado las perforaciones que mellan la ciudad casi por todas partes, los cimientos de grandes edificios, las estructuras metálicas, las torres de cristal, los descampados gigantescos en los que se trabajaba noche y día y que pronto serán interminables avenidas bordeadas de rascacielos. [...] Y pensaba, en la soledad del bar del Hotel Beijing, acerca de la misteriosa esencia de esta ciudad contradictoria, que se muestra y oculta, que se transforma a lo largo del día, que cambia y engaña al viajero que intenta conocerla.
Pekín: la ciudad inalcanzable
de El viajero sedentario (ciudades)
Rafael Chirbes
de El viajero sedentario (ciudades)
Rafael Chirbes
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