Estamos hechos de repeticiones, las buscamos, nos amparamos en ellas, desde niños, desde aquellos días lejanos de la infancia en que pedíamos que nos contaran, antes de dormirnos, unos cuentos que habíamos oído cien veces, y exigíamos que nos los contaran de la misma manera y con las mismas palabras, intransigentes con las variantes.
Comprende uno que la poesía no sea para el gran público, pero todas las cosas que suceden en este oscuro rincón de la muy remota Extremadura son poéticas, tanto si se trata del hojalatesco canto de un gallo como de las voces incomprensibles que se lanzan dos hombres de un cerro a otro, el melodioso silbo de una mirla y la muchacha que viene de su huerto y cuyos senos dibujan dos pimpantes botones debajo del vestido.
La brevedad de los días
Andrés Trapiello
Comprende uno que la poesía no sea para el gran público, pero todas las cosas que suceden en este oscuro rincón de la muy remota Extremadura son poéticas, tanto si se trata del hojalatesco canto de un gallo como de las voces incomprensibles que se lanzan dos hombres de un cerro a otro, el melodioso silbo de una mirla y la muchacha que viene de su huerto y cuyos senos dibujan dos pimpantes botones debajo del vestido.
La brevedad de los días
Andrés Trapiello
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