La que murió de su vestido azul está cantando.
Canta imbuida de muerte al sol de su ebriedad.
Adentro de su canción hay un vestido azul,
hay un caballo blanco, hay un corazón verde
tatuado con los ecos de los latidos de su corazón muerto.
Expuesta a todas las perdiciones,
ella canta junto a una niña extraviada
que es ella: su amuleto de la buena suerte.
Y a pesar de la niebla verde en los labios
y del frío gris en los ojos,
su voz corroe la distancia que se abre
entre la sed y la mano que busca el vaso.
Ella canta.
Cantora nocturna, de Extracción de la piedra de locura
Alejandra Pizarnik
Canta imbuida de muerte al sol de su ebriedad.
Adentro de su canción hay un vestido azul,
hay un caballo blanco, hay un corazón verde
tatuado con los ecos de los latidos de su corazón muerto.
Expuesta a todas las perdiciones,
ella canta junto a una niña extraviada
que es ella: su amuleto de la buena suerte.
Y a pesar de la niebla verde en los labios
y del frío gris en los ojos,
su voz corroe la distancia que se abre
entre la sed y la mano que busca el vaso.
Ella canta.
Cantora nocturna, de Extracción de la piedra de locura
Alejandra Pizarnik
2 comentarios:
Fantástico el lirismo de Pizarnik.
Hola Esther:
Coincido contigo, aunque yo (humano, demasiado humano) me siento más tentado por ese aspecto gótico y fatalista que impregna toda su obra. Parecía predestinada a un fin trágico, la pobre.
Un abrazo!
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