En un gabinete de hombres solos, es decir, en la sala de fumar perteneciente a un elegante garito, unos hombres fumaban y bebían. No eran precisamente jóvenes ni viejos, guapos ni feos; pero, viejos o jóvenes, ostentaban esa distinción no despreciable de los veteranos del goce, ese indescriptible no sé qué, esa tristeza fría y burlona que dice claramente: «Hemos vivido con intensidad y buscamos algo que pudiéramos querer y estimar.»
Retratos de queridas, de Poemas en prosa
Retratos de queridas, de Poemas en prosa
Charles Baudelaire
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