Hay días buenos, jornadas en que todo sale bien, brilla esplendoroso el sol en un cielo inmaculado, se nos abrazan tiernamente los hijos, el perro menea el rabo girando a nuestro alrededor; con sonrisa plácida, la virtuosa consorte sirve un café con pastas y sin reproches; venerables progenitores orgullosos alardean encomiásticamente de su hijo; somos admirados, atendidos, respetados; comprendemos, perdonamos, estamos sanos, dormimos bien; y lo mejor es que olvidamos.
Con claro y fastidioso recuerdo puedo afirmar que ése no fue uno de estos días para mí.
Del agua nacieron los sedientos
V. Pisabarro
Con claro y fastidioso recuerdo puedo afirmar que ése no fue uno de estos días para mí.
Del agua nacieron los sedientos
V. Pisabarro
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