Durante diez años llevó el mismo traje, confeccionado con el terciopelo acanalado con que se hacían, cuando era pequeño, los pantalones de los jornaleros. No lo había elegido para tener aspecto de pintor, sino porque siempre había deseado uno así. Por lo demás, no se preocupaba demasiado por la ropa y a veces llevaba la misma camisa durante quince días. [...]
No era pobre ni rico. Se pasaba el día pintando, en busca de esa irradiación del espacio que perseguía desde hacía tanto tiempo y que perseguiría durante el resto de su vida.
La Mirada Inocente
George Simenon
No era pobre ni rico. Se pasaba el día pintando, en busca de esa irradiación del espacio que perseguía desde hacía tanto tiempo y que perseguiría durante el resto de su vida.
La Mirada Inocente
George Simenon
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