Lejos, en las negras profundidades del espacio invisible había movimiento.
[...]
En el extremo mismo del sistema solar, acurrucado en un sofá verde de imitación de cuero, con aire malhumorado y la vista fija en una batería de televisores y pantallas de ordenador, estaba el jefe de los grebulones, que parecía muy preocupado. Movía las manos nerviosamente. Hojeaba su libro de astrología. Manipulaba la consola del ordenador. Cambiaba las imágenes que continuamente le enviaban los demás aparatos grebulones de grabación, todos ellos enfocados al planeta Tierra.
Informe sobre la Tierra
Douglas Adams
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En el extremo mismo del sistema solar, acurrucado en un sofá verde de imitación de cuero, con aire malhumorado y la vista fija en una batería de televisores y pantallas de ordenador, estaba el jefe de los grebulones, que parecía muy preocupado. Movía las manos nerviosamente. Hojeaba su libro de astrología. Manipulaba la consola del ordenador. Cambiaba las imágenes que continuamente le enviaban los demás aparatos grebulones de grabación, todos ellos enfocados al planeta Tierra.
Informe sobre la Tierra
Douglas Adams
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