lunes, mayo 14, 2007

La seducción de las palabras (Alex Grijelmo)

Las palabras arraigan en la inteligencia y crecen con ella, pero traen antes semillas de una herencia cultural que trasciende al individuo. Viven, pues, también en los sentimientos, forman parte del alma y duermen en la memoria. Y a veces despiertan y se muestran, entonces, con más vigor, porque surgen con la fuerza de los recuerdos descansados.
Son las palabras los embriones de las ideas, el germen del pensamiento, la estructura de las razones, pero su contenido excede la definición oficial y simple de los diccionarios. En ellos se nos presentan exactas, milimétricas, científicas... Y en esas relaciones frías y alfabéticas no está el interior de cada palabra, sino solamente su pórtico.
Una palabra posee dos valores: el primero es personal del individuo, va ligado a su propia vida y el segundo se inserta en aquél, pero alcanza a toda la colectividad. Y este segundo significado conquista un campo inmenso, donde caben muchas más sensaciones que aquéllas extraídas de su preciso enunciado académico.
Nada podrá medir el espacio que ocupa una palabra en nuestra historia (...). El espacio de las palabras no se puede medir porque atesoran significados a menudo ocultos para el intelecto humano; sentidos que, sin embargo, quedan al alcance del conocimiento inconsciente.

La seducción de las palabras
Alex Grijelmo

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