Lo que el hombre sembrare, eso cosechará. He intentado contar la verdad tal como yo la vi. Si este libro logra contribuir, aunque sea humildemente, a una cosecha de mayor justicia, habrá cumplido su objetivo. Mientras escribía estas líneas he bajado hasta el mar, donde miles de ciudadanos disfrutaban de su descanso estival. El océano dormitaba bajo un cielo sin nubes. Suaves olas bañaban perezosamente la arena blanca, y los niños huían de ellas con gritos y risas. Viéndolos jugar, pensé que durante las feroces tormentas del invierno, este mar, ahora tan sereno, se elevaba furioso y violento, rompía contra el acantilado, barriéndolo todo a su paso. Ningún muro construido por manos humanas tenía poder para contenerlo entonces. El mar de una poderosa población, sujeta con lacerantes grilletes, se alza inquieto en las casas de vecindad. Una vez nuestra ciudad, que ha tenido que enfrentarse a los deberes y responsabilidades de la magnitud metropolitana cuando aún no era capaz de valorar justamente su tarea, ha sentido el oleaje de su flujo irresistible. Si vuelve a alzarse, ningún poder humano podrá controlarlo. El abismo que separa a las clases entre las que se agita, y que los incautos no ven ni sospechan siquiera, crece día a día. Ninguna lenta promulgación de la ley, ningún expediente político podrá reducirlo. Nuestro sistema de gobierno puede ofrecer defensa y protección contra cualquier otro peligro; pero no contra éste. Sólo conozco un puente que pueda conducirnos sanos y salvos, un puente cimentado en la justicia y construido con corazones humanos. Creo que el peligro de las condiciones que crecen rápidamente a nuestro alrededor es mayor para la propia libertad de la que se burlan. Las palabras del poeta, con que he encabezado este libro, son más verdaderas hoy y tienen un significado más profundo para nosotros que cuando las escribió hace cuarenta años:
¿Creéis que perdurará este edificio
que aloja al noble y aplasta al pobre?
Cómo vive la otra mitad
Jacob A. Riis
¿Creéis que perdurará este edificio
que aloja al noble y aplasta al pobre?
Cómo vive la otra mitad
Jacob A. Riis
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