Bien, déjalos que lloren. ¿qué esperabas...? Las cosas terminan. Cambian. Se arruinan y mueren. O se destruyen. Ocurren accidentes. Sin estas cosas no podría haber... felicidad. Todas terminan, de a una cada vez, pero siempre hay árboles. Y ahí está la razón porque, eventualmente, cada uno de ellos termina también. Si quieres enseñarles cosas, enséñales todo. Creo que es una mejora considerable en ellos el que estén llorando por un perdido o muerto, pero, más tarde o más temprano tienen que saber que la muerte está en nosotros desde nuestra primera respiración.
La hermosa gente
William Saroyan
La hermosa gente
William Saroyan
No hay comentarios:
Publicar un comentario