¿Quién, si yo gritara, me escucharía entre las órdenes angélicas?
Y aun si de repente algún ángel me apretara contra su corazón,
me suprimiría su existencia más fuerte.
Pues la belleza no es nada sino el principio de lo terrible,
lo que somos apenas capaces de soportar,
lo que sólo admiramos porque serenamente desdeña destrozarnos.
Todo ángel es terrible.
Las elegías de Duino (Primera elegía)
Y aun si de repente algún ángel me apretara contra su corazón,
me suprimiría su existencia más fuerte.
Pues la belleza no es nada sino el principio de lo terrible,
lo que somos apenas capaces de soportar,
lo que sólo admiramos porque serenamente desdeña destrozarnos.
Todo ángel es terrible.
Las elegías de Duino (Primera elegía)
Rainer María Rilke
3 comentarios:
Hola, te encontré buscando información sobre el fado.
Me llevo el texto de Pessoa. Gracias.
Una excelente idea tu blog.
Olvidé decirte que me me gusta mucho Rilke, hace nada posteé un poema suyo.
Hola Fusa:
Toma lo que quieras, nada es mío.
Me alegro de que te guste el blog, y de que te haya servido para algo más que para deleitarte.
Ya he leído el poema del violín de Rilke que posteaste.
Si me permites una sugerencia: hace un par de veranos leí consecutivamente Spleen e ideal, de Charles Baudelaire, y las Cartas a un joven poeta de Rilke. Me pareció interesante contrastar cómo, desde extremos opuestos, ambos perseguían la belleza. Desde entonces casi no puedo entender al uno sin el otro. Son, para mí, los dos rsotros de Jano.
Un saludo!!
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