Observo que la vida política posee dos tendencias opuestas en acción, enfrentadas una a la otra en constante lucha. La primera, optimista, procede de la creencia según la cual el libre desarrollo de todas las fuerzas productivas de los individuos y los grupos conduce en suma a un estado satisfactorio de la sociedad. Reconoce la exigencia de un poder central, colocado más allá de los hombres y los sectores, pero concede a ese poder sólo funciones administrativas y reguladoras. La segunda tendencia, pesimista, supone que el libre juego entre los individuos y los grupos lleva a la destrucción de la sociedad; busca entonces basar la sociedad exclusivamente sobre la autoridad, la obediencia ciega y la constricción. Esta tendencia es, de hecho, pesimista nada más que hasta cierto punto, puesto que es optimista respecto a quienes son y desean ser los amos del poder y de la autoridad. Los adherentes a esta segunda tendencia son los enemigos de los grupos libres y de la educación para el pensamiento autónomo. Representan, además, a los mensajeros del antisemitismo político.
Este es mi pueblo
Este es mi pueblo
Albert Einstein
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