El hombre es un ser que se seduce a sí mismo con sus proyectos, que necesita ir más allá del horizonte. El hombre es un ser de lejanías. Y ese binomio concupiscencia-ímpetu que señalaban los antiguos filósofos, adquiere todo su esplendor en el actual mundo globalizado. Si antes eran necesarios tsunamis históricos como guerras de conquista y colonización o visionarios de voluntad patológica para hacer estallar las costuras del estancamiento, ahora, gracias al desarrollo y perfeccionamiento de los medios de transporte y comunicación, basta con un folleto de una agencia de viajes y una paga extra. Mahoma ya no tiene que ir a la montaña; la montaña, la cordillera entera, viene a nosotros. Y basta con echar un vistazo extramuros para darse cuenta del grado de complejidad y diversidad que ha alcanzado la realidad: en los 200 estados independientes que hay en el mundo, conviven 6000 lenguas, 5000 grupos étnicos y centenares de religiones. Un tráfico entre fronteras y culturas, en el que el barrio, por su vocación aglomerativa, se presenta como el máximo sujeto activo del verbo globalizar.
Los umbrales del mundo (o la metáfora de Raphael)
Ignacio del Valle
Los umbrales del mundo (o la metáfora de Raphael)
Ignacio del Valle
No hay comentarios:
Publicar un comentario