Todas las cosas están dormidas en un tenue sopor..., se diría que por las calles tristes y silenciosas pasan sombras antiguas que lloraran cuando la noche media... Por todas partes ruinas color sangre, arcos convertidos en brazos que quisieran besarse, columnas truncadas cubiertas de amarillo y yedra, cabezas esfumadas entre la tierra húmeda, escudos que se borran entre verdinegruras, cruces mohosas que hablan de muerte... Luego un meloso sonido de campanas que zumba en los oídos sin cesar..., algunas voces de niños que siempre suenan muy lejos y un continuo ladrido que lo llena todo... La luz muy clara. El cielo muy azul en el que se recortan fuertemente los palacios y las casucas con oriflamas de jaramagos. Nadie cruza las calles, y si las atraviesa, camina muy despacio como si temiera despertar a alguien que durmiera delicadamente... Las yerbas son dueñas de los caminos y se esparcen por toda la ciudad tapando calles, orlando a las casas y borrando la huella de los que pasan. Los cipreses ponen su melancolía en el ambiente y son incensarios gigantes que perfuman el aire de la ciudad que constantemente se disuelve en polvo rojo...
Hay fachadas desquiciadas con mascarones miedosos llenos de herrumbre, hay tímpanos rotos que son fuentes de humedad..., hay columnas empotradas en los muros que parece se retuercen para desprenderse de su prisión... Todo callado. Todo silencioso.
Impresiones y paisajes
Federico García Lorca
Hay fachadas desquiciadas con mascarones miedosos llenos de herrumbre, hay tímpanos rotos que son fuentes de humedad..., hay columnas empotradas en los muros que parece se retuercen para desprenderse de su prisión... Todo callado. Todo silencioso.
Impresiones y paisajes
Federico García Lorca
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