Cuando se pasa de la literatura que se escucha a la literatura que se lee, se realiza un acto importante y peligroso. No son pocos los que pierden, creo, una gran proporción de su placer... desde ese momento leen únicamente con los ojos y nunca más vuelven a oír la melodía de las palabras bellas o la marcha del período majestuoso... Pero es un acto peligroso para todos; implica madurar; se podría decir que es un segundo destete. En el pasado elegían los demás; elegían, asimilaban, leían en alta voz para nosotros y cantaban en el tono adecuado a su voz, los libros de la niñez. En el futuro sólo podemos acercarnos a las silenciosas, inexpresivas letras de imprenta, como pioneros; y la elección de nuestras lecturas depende de nosotros de ahí en adelante.
Al azar de los recuerdos: ‘Rosa quo Locorum’
Robert Louis Stevenson
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