lunes, febrero 12, 2007

Fahrenheit 451 (Ray Bradbury)

Es algo obvio. Hay más de un modo de quemar un libro. Y el mundo está lleno de gente que corre alrededor con cerillas encendidas. Cada minoría, sea baptista, Unitaria, irlandesa/ italiana/ octogenaria/ budista Zen, Sionista, adventista del Séptimo Día, Feminista/ Republicana, Mattachina, o de la Iglesia de Dios Universal, siente que tiene la voluntad, el derecho, el deber de empapar de keroseno, de encender el fusible. Cada estúpido redactor que se ve como la fuente de toda la literatura ácima del maná de las insípidas gachas de avena del llano, lame su guillotina y le echa el ojo al cuello de cualquier autor que se atreva a hablar más alto que un susurro o a escribir algo más que una rima de guardería.

Coda a Fahrenheit 451
Ray Bradbury
(Traducción no jurada, lo juro)

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